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Bandera arriada 06/12/2007
EL PAIS informa el pasado miércoles 28 en su página
2, que Brasil "se arma y en grande" se propone
incrementar en un 50% su presupuesto en defensa y fortalecerá
su aparato bélico. Fortalecerá su industria
armamentista y se prepara para "constituirse en árbitro
de los conflictos que puedan surgir en la región"
a fuerza de arsenal, claro. El cable internacional complementa
la información afirmando que Chile y Venezuela se
arman "hasta los dientes". El 60% de los militares
brasileños cree que habrá un conflicto militar
en la región.
Los países nombrados están gobernados por
la izquierda. Quedaron atrás los gobiernos de derecha
o centro derecha a los que -los inefables izquierdistas-
acusaron de "reaccionarios".
Se arman hasta los dientes para combatir. ¿Con quién?,
¿contra quién?
El paradigma de que la prioridad es la educación,
la salud, la vivienda y el desarrollo como herramientas
de paz, se hizo trizas. Lula, Bachelet o Chávez,
hijos de la izquierda latinoamericana histórica,
dan prioridad a armas de repetición, tanques, municiones
y aviones caza de última generación.
La guerra y la disuasión son herramientas que los
socialistas, antes cultores de "presupuestos progresistas",
han puesto en marcha sin ningún pudor.
Miles de armas de repetición ha comprado Chávez.
No ayudarán -sin dudas- a vencer el analfabetismo
o las excretas en las calles de los miles de pueblos abandonados
por el lustroso comandante militar, arropado con entusiasmo
por los comunistas criollos, enfundado en lujosos trajes
y rodeado de dos centenas de guardaespaldas.
Las armas en América latina, el continente más
desigual del continente, sólo aumentan la desigualdad.
Son elementos de división y fricción.
Sirven al régimen e intimidan al pueblo, que aprendió
a tenerle temor a los gobernantes rodeados de metal.
El mejor momento del presupuesto militar en Uruguay fue
durante la Dictadura. Llegó al 6% del PBI.
Por ahora Vázquez no parece ser un entusiasta de
la línea que han marcado sus pares. No se ha mostrado
tentado por incrementar las armas.
Y es bueno que así sea. Por más que crezcamos
en esa materia no intimidaremos a nuestros vecinos y no
nos servirá de disuasión. Por ahora, en materia
de armas, sólo culebrones con licitaciones y amigotes
del gobierno. Las armas israelíes que quedaron por
el camino a mano de los chilenos, se usarían más
para entrenamiento que para combate.
En países como Venezuela, con gobernantes como Chávez,
sí funcionan ; la disuasión es para la oposición
y la intimidación para el pueblo rebelde. Así
se impone un régimen.
De derecha o izquierda, da lo mismo.
Mientras tanto una bandera más que queda por el camino.
Una vez más, quedó claro que nos mentían
cuando decían que gastar en Defensa era una imprudencia
gubernativa y una traición al pueblo.
Llegaron y lo hicieron, sin tutías.
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